En el pasado, era común pensar que la inteligencia solo se medía en los conocimientos matemáticos o lingüísticos. Sin embargo, hoy se sabe que existen diversos tipos de inteligencias, como la espacial, artística y musical. En el mundo laboral, existe una que cobra gran relevancia por el contexto de incertidumbre en el que vivimos: la inteligencia emocional.
Según el psicólogo Daniel Goleman, quien la dio a conocer en la década de los noventa, esta cualidad es vital para el éxito de un profesional en un puesto de liderazgo, y puede definir el desempeño general de una compañía.
¿Qué es la inteligencia emocional?
Se refiere a las capacidades y habilidades psicológicas que implican el sentimiento, entendimiento, control y modificación de las emociones propias y ajenas. La inteligencia emocional es lo que nos permite tomar sabias decisiones, relacionarnos adecuadamente con los demás, resolver problemas complejos y tiene tres características: uno es la percepción emocional. Otro es la comprensión emocional. Y otro es la regulación emocional.
Actualmente, las compañías valoran cada vez más las habilidades socioemocionales o interpersonales de quienes toman la dirección, porque las personas no sólo logran resultados mediante el conocimiento lógico, sino que también a través de su capacidad de gestionar equipos y a sí mismos.
El análisis “Tendencias Globales en Capital Humano 2021”, de Deloitte, apunta a dos de cinco estrategias donde el liderazgo es clave. De esta forma, se menciona la importancia de guiar el potencial de los trabajadores, y los súper equipos que se conformaron en las empresas como mecanismo de supervivencia durante este tiempo, lo que pueden utilizar los líderes para reinventar el trabajo.
Cuando uno ingresa por primera vez al mundo laboral, suelen contratarlo por sus habilidades duras, o conocimientos y conceptos adquiridos por los estudios. Pero con el desarrollo profesional, se vuelve vital adquirir otro tipo de habilidades para poder estar a cargo de un grupo y llegar a objetivos comunes.
Las más comunes son el trabajo en equipo, la comunicación asertiva o efectiva y liderazgo -que tiene varios tipos como el situacional o transformacional. La inteligencia emocional es transversal a todas ellas y permitirá gestionar las situaciones complejas en la oficina.
La comunicación efectiva para evitar malentendidos o herir la sensibilidad de alguien de nuestro equipo será vital al momento de liderar a un grupo de trabajadores.
Un aspecto clave para desarrollar nuestra inteligencia emocional es el desarrollo de nuestra autenticidad, ya que esto traerá en consecuencia también el desarrollo de nuestro carisma y definirá cómo nos comunicamos. Esto implica ser nosotros mismos, y no quien creemos que los demás quieren que seamos.
Otra clave es reconocer nuestros tres niveles de comunicación: i) de nosotros hacia los demás, qué y cómo lo decimos; ii) desde afuera hacia nosotros, y iii) nuestra comunicación interna, aquello que nos dice nuestra voz interior. Sí, nuestra voz interior, porque todos tenemos una voz que nos habla, a veces nos juega en contra y otras veces nos empodera. Gestionarla desarrollará nuestra inteligencia emocional.
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